Descúbrete a ti mismo




Se habla a nivel místico del SER, de conectar con nuestro Ser, pero ¿qué es el Ser?.

El Ser no es algo ajeno a nosotros mismos, Ser de “Existir”, Yo Soy, existo, existo completamente consciente de mi mismo. El SER, es "ser" tu mismo en completa consciencia, completamente libre de todo aquello que no te permite percibirte con completa inmaculez, cristalinidad, libre de cualquier aspecto mental o emocional que confunde y empaña esa clara percepción de ti mismo. Para percibirse a uno mismo con completa inmaculez uno debe liberarse de todos esos aspectos "velos" en su vida que lo impiden. Para lograrlo uno debe poseer una gran pasión, pero si uno pone su atención en los aspectos ilusorios, si se queda viviendo en la dimensión de esos velos, lo cual son apegos, costumbres, esquemas mentales, uno no va a percibirse a si mismo, uno seguirá experimentando la vida en la ilusión de sus sentidos. Es claro que si uno se adapta, si uno toma esta realidad (adaptada a nuestros deseos) por cierta, se confundirá en ella.

¿Como puede uno tomar pasión para lograrlo?. Debe nacer. No hay una receta para ello, la pasión debe surgir de uno mismo y debe alimentarla, uno debe desear profundamente descubrir esa realidad primera que subyace detrás de todo lo que existe, detrás de toda la realidad percibida. Uno debe tener FE en que existe una verdad que abarca todo lo que existe. Cuando uno tiene FE entonces si tiene pasión para buscar. La FE es como una intuición, como una voz que sin palabras te susurra que existen respuestas. Cuando uno posee esa pasión se vuelve muy honesto, entonces uno se esfuerza por dilucidar y rechazar todo aquello que no es verdadero, uno rechaza lo que es mentira.

Descubrirse a uno mismo, descubrir su Ser, “su existir”, se sucede después de una transformación, la transformación para dilucidarse a si mismo sin velos. Esa transformación se sucede en principio mediante la observación-contemplación en la soledad y compaginada siguientemente en la vida diaria, contemplación como testigo de nuestros pensamientos, sentimientos y deseos descontrolados, hacerse testigo, para que vayan perdiendo fuerza y veamos con mayor claridad a nosotros mismos primero y luego nuestra realidad global. Solo cuando uno se da cuenta del gran condicionamiento que crea esta ilusión de los sentidos, de la importancia crucial que posee este hecho puede tomar la pasión por alcanzarse a si mismo. Descubrirse a si mismo suele ser el resultado de un proceso global, en el que no solo te buscas a ti mismo, sino la respuesta global a la existencia. Por eso no es un proceso únicamente de autoobservación, sino de comprensión del mundo o realidad en la que vivimos.

Cuando uno avanza en su tarea para transformarse a si mismo y percibirse a sí, sin mácula, uno se diferencia visiblemente de la forma de Ser “común”, por eso uno es incomprendido por los demás. Esa incomprensión por parte de los demás crea una fuerza que nos jala, que tira de nosotros, como un cable que tensa y frena. Para liberarse de ese freno uno debe ser muy consciente del camino que está andando, uno debe volverse aun mas consciente de esta realidad ilusoria en la que existimos y de sus nefastos resultados en este mundo. No hay necesidad de ignorar, de rechazar nuestra realidad (y esto es muy importante), uno debe tomar de esta realidad lo que va necesitando. En tanto uno se va transformando unas nuevas condiciones en nuestro interior se desarrollan en tanto que otras menguan. Menguan los esquemas y apegos mentales, los emocionales y en la voluntad se sucede una reorientación. Como que la voluntad nos dirige, así como en una brújula que se halla expuesta ante dos campos magnéticos, nuestra voluntad se verá algunas veces desorientada, porque por un lado desearemos alcanzar la meta de si mismos y por otro lado los antiguos apegos ilusorios jalarán de nosotros. Pero solo hay un remedio, tomar lo que uno necesita de los apegos. Ellos van disminuyendo en fuerza con el tiempo. Uno no debe darles más fuerza que la justa. En tanto que aquello ilusorio va menguando en nuestro interior, aspectos nuevos puros nacen, resurgen, estaban aletargados, olvidados.

Cuando uno percibe el Ser, a si mismo sin mácula, ello se sucede en un estado de completa quietud, silencio mental, donde por esta quietud uno observa, percibe con una absoluta lucidez y siente una sensación de paz en su corazón.  Uno percibe desde ese corazón una riqueza que brota, que se expresa en principio como un hilo y a posteriori como una fuente. Y esa riqueza como un calor se va expresando similar a una creatividad en todos los aspectos de nuestra personalidad. Cuanta más atención se presta uno a si mismo, más crece esta riqueza. Cuando uno mantiene su mente atenta en su corazón la sensación de paz aumenta, hasta convertirse en una consciente liberación de hormonas de felicidad. Cuando uno ha alcanzado la percepción del sí mismo después de una transformación interior, se ha desarrollado una austeridad en su forma de ser por efecto primero de la rotura de todos los apegos y esquemas y segundo, por una paz interior y plenitud que se manifiesta. Entonces uno posee una nueva y plena forma de vivir su vida y sus necesidades, desde un gozo que se expresa en el interior. Entonces desde la percepción de sí mismo usted puede percibirse en el corazón de todos los seres y usted se siente unificado con ellos y agradecido. Entonces uno desea compartir, uno puede dar sin esperar nada a cambio. Entonces uno solo desea actuar de una forma que beneficia, actuar con armonía y constructivamente con la realidad de este mundo.





NO SE HALLA LA LUZ AL FONDO DE UN POZO, DEBE SALIRSE DEL POZO PARA PERCIBIR LA LUZ.
 LA LUZ, LA CERTEZA ESTÁ ALLÍ, SÓLO SON  LAS NUBES DE NUESTROS VELOS QUE NO NOS PERMITEN PERCIBIRLA.





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