Cuestionamiento creativo



Viví una situación de aquellas que ya no me sorprenden. Tengo una amistad con un matrimonio de jubilados, amistad que surgió a nivel profesional, yo les hice algunas obras de albañilería, de restauración en su casa. Lo que sucedió es de una importancia irrelevante para mí, siento un profundo respeto por ellos y un gran aprecio. Solo deseo comentar un hecho para intentar obtener una comprensión.

Era uno de esos días en que al terminar la labor permaneces unos minutos hablando. Estaba yo intercambiando unas palabras con la mujer. Ella era una periodista política alemana. Quería comentarle sbre unos hechos no mostrados por la prensa oficial existen en relación al caso del atentado de las torres gemelas del World Trade Center. Ella sabe que yo tomo mi información por Internet, al contrario de ella que toma de las noticias oficiales. Apenas tuve tiempo de exponer un hecho sobre el caso, un hecho no comentado en las noticias oficiales, ella se encolerizó, no exageradamente, pero de forma notable (teniendo en cuenta que es una persona de carácter sosegado), por eso me sorprendió esa reacción. Ella me decía que uno no puede tener en cuenta lo que se dice en Internet, y yo le contesté que uno posee una inteligencia para saber diferenciar lo que puede o no ser cierto, o es o no razonable, que uno debe ser objetivo con los hechos que existen. Ella no quería creer en nada que no fuera oficial en el tema de las torres. Ella me decía que tenía plena confianza en la democracia, que no puede ser que haya una conspiración de intereses detrás del derrumbe, que hay muchas personas inteligentes en la democracia y que no se pueden engañar a todas. Yo no estaba intentando imponer mi razón sobre ella, solamente intenté mostrarle algún hecho concreto. Apenas tube ocasión, ella cerraba completamente su mente hacia mí, yo perdía mi interés en comentar más con ella cuando rechazaba de pleno mis palabras. Yo le dije que no es cuestión de creer o no creer, que uno debe ser objetivo, uno debe tomar todos los hechos, observarlos y usar su inteligencia para investigar sobre ellos. Fue aquí cuando ella se encolerizó y exclamó con los brazos bien abiertos: ¿PARA QUE?, ¿PARA QUE?, ¿PARA QUE?, esperando mi contestación, (yo no podía platicar con una persona enfadada), ¿PARA QUE SIRVE ESTA RESPUESTA? me dijo, ¿VAMOS A HACER LA GUERRA CONTRA LOS ESTADOS UNIDOS?.

Veo que entre ella y yo hay modos opuestos de afrontar las cosas, su forma de pensar está condicionada por la política, pero yo no uso esos hechos en base política, los uso como medio de darnos cuenta de lo confusos que vivimos mientras apoyamos nuestras esperanzas en aquello exterior a nosotros mismos.

¿PARA QUE?, ¿PARA QUE QUIERES ESTA RESPUESTA?
No quiero entrar en el tema de si ha habido un atentado exterior o una conspiración interior en los sucesos del 11/9/2001. Algo que es muy importante es que debemos ser objetivos ante cualquier cuestión de nuestra vida, esa objetividad debe ser parte en nuestra forma de razonar, debemos saber cuestionar todas las informaciones, tenemos que hacer de la duda parte de nuestra mente, sobre todo, en todo aquello en lo que poseemos una fuerte convicción, nuestra mente debe ser completamente flexible, adaptable, de otra forma no puede poseer aquella condición que le permite percibir y comprender profundamente aquello que es mutable o lo que es inmutable. La mente debe ser un instrumento de investigación, no una barrera que nos impida ver. ¿Es bueno creer en la democracia ciegamente?, ¿no es similar a creer en una doctrina ciegamente?, ¿acaso no alimentamos y damos fuerza a las doctrinas cuando creemos ciegamente en ellas, fuerza que usan para sus intereses?, ¿acaso son todos los letrados, los políticos, los jueces, los alcaldes, los médicos, etc, personas íntegras, virtuosas y sobre todo "austeras" (para darnos ejemplo de su madurez)?. De todas formas una creencia es siempre un obstáculo pues ella nos cierra a la comprensión, la creencia es una fe, una esperanza, algo en lo que nos apoyamos por falta de certeza. Así andamos con muletas, cuando el objeto de nuestra fe se derrumba, nosotros nos derrumbamos con ella. Es más, el simple hecho de que alguien toque nuestra creencia puede ser motivo de disgusto. La creencia no nos hace libres, todo lo contrario.

Vean un hecho, después de esta "conversación" tomamos junto a su marido otra conversación acerca de la falta de armonía que existía a nivel urbanístico en España por contra de Alemania. Ella estaba indignada porqué aquí en España los polígonos industriales (naves, fábricas de ganado, etc.,) no se disimulan en el paisaje. Puede verse aquí una contradicción en su forma de percibir la realidad cuando ella decía creer firmemente en la Democracia pero se irritaba por este tema urbanístico, tema que está completamente sometido a "la democracia" de los gobiernos. La creencia, la Fe en algo crea una confusión, una contradicción que nos hace sumisos del sufrimiento, sufrimiento interior en tanto que "tensión" que no nos permite estar en paz.

Democracia es una palabra muy bonita, una bonita palabra en la que podemos declinar nuestra responsabilidad, pero la democracia no está de la mano de hombres Santos e incorruptos. Tener fe en la Democracia es como tener fe en una doctrina, esperando que unos puros prelados organicen y nos guien por un camino de luz. ¿Quiero dar a entender que debemos ignorar la democracia?, No, pero no podemos poner la esperanza en ella. Evitar responsabilidades de las que dependemos (aun inconscientemente) es ser más inconsecuentes. La Democracia efectiva sería un estado de convivencia en la que todos sus individuos poseyeran una condición de incorruptibilidad por absoluta honestidad, por absoluta responsabilidad. No habrá democracia mientas haya personas corruptibles, hasta que cada individuo no posea un sentido sincero de lo que es ser equitativo. Ser equitativo no es un ideal en el que nos apoyamos, nos esperanzamos, ser equitativo es una forma de comportarse, es una forma de ser surgida de la honestidad, de la consecuencia de los pensamientos en los actos. La equidad es una forma de comportarse que surge de un estado de madurez interior, de aceptación de la propia responsabilidad. ¿Pero podemos madurar con los todos desperdicios que nos echan encima?. Pues sí, a palos, porque no aprendemos de otra forma. Como un buen abono, cuanto más nos echen encima más vamos a crecer si "esa" es nuestra sincera disposición.

La cuestión es, nuestra es la responsabilidad no sólo de nuestra vida, sino de todo con lo que nos relacionamos, lo que se refleja "por ella" en el mundo. Es la falta de esa responsabilidad la que crea el mal en la sociedad y en el mundo. Nosotros somos el mal. Nosotros entregamos a otros nuestra responsabilidad. ¿Cree que ellos están tomandola?.

Nuestra forma de Ser crea nuestra realidad, crea nuestro mundo "o lo destruye", y es una profunda pena que eso suceda después de millones de años de vida, es una profunda pena y un gran desprecio que estemos destruyendo este milagro de la existencia, más cuando "se dice" que la vida se ha creado "por casualidad", y que nuestro planeta es un milagro de la "casualidad" en un universo de cientos de miles de galaxias. Es muy triste que el ser humano posea la oportunidad de experimentar una profunda felicidad interior y materializarlo en este mundo y no posea el interés por ello.

Uno puede poseer una buena voluntad y al mismo tiempo vivir sometido a las contradicciones que crean en la mente "las creencias". La creencia confunde nuestros razonamientos y crea una falta de claridad en la percepción, oscurece la mente en una cierta forma, crea un velo, uno de tantos otros velos que acaban cegándonos. Una mente confundida "confunde" nuestros sentimientos. La creencia "nos ciega". También el orgullo nos ata a nuestras creencias, pues es muy duro para algunos aceptar que sus argumentos están equivocados. Tanto más molesta cuanto más joven és quien rebate sus argumentos.


¿Para qué quiero esta respuesta?

Esta respuesta la necesitan aquellos que creen ciegamente en algo, pues son esclavos de las creencias. Percibir las mentiras en las que vivimos nos da poder para dejar de apoyarnos en ellas y dejar de alimentarlas, para hacernos responsables de nuestros actos y de sus reflejos en la realidad que creamos. Por una parte destruimos los tentáculos que la mentira tiene puesta y "se alimenta" en nosotros, y por otra, al desaparecer esta mentira se permite que aflore mayor verdad.

Cada individuo posee unas creencias diferentes de otra persona, porque de las miles de pequeñas cosas que tenemos por ciertas o inciertas, cada persona las tiene a su manera y diferente de la de todos los demás. Para ser completamente objetivo uno NO puede juzgar absolutamente nada, uno debe experimentar en su mente la condición de la DUDA, de la incertidumbre, sólo ante una duda permanente acerca de TODO uno puede percibir sin condicionamientos que confunden.

Casi toda nuestra realidad es cuestionable, no puede uno creer o no creer, eso es solo un apoyo mental, una falsa seguridad psicológica en la que nos apoyamos, esa seguridad psicológica es un apego, es como si una mente sin creencias se sintiera perdida. Solo uno debe liberarse de ese apego, uno no debe tener miedo a la incertidumbre. La verdadera seguridad surge de la duda, de la incertidumbre de la mente. Cuando usted rompe sus apegos mentales una cualidad diferente se sucede en ella, se siente libre, transparente, cristalina. Una mente que sabe permanecer en la incertidumbre adquiere una cualidad de quietud, de silencio. Desde esa quietud, ese silencio, usted se percibe completamente a si mismo, usted se percibe en la presencia de si mismo, sin pensamientos, con lucidez. Entonces usted ya no está sometido a sus pensamientos, sus pensamientos son una herramienta. Desde esa paz, ese silencio, algo nuevo puede surgir. Usted ha cavado la tierra, ha preparado el terreno, la semilla está plantada, ella puede germinar y desplegarse. Entonces usted adquiere una profunda certeza de si mismo y esa certeza es seguridad. Desde la seguridad de esa certeza todas las dudas creadas por sus pensamientos se desvanecen, su forma antigua de percibir su realidad y su comprensión sobre ella se transforma. El efecto de la muerte física rompe los lazos con su mente y con sus sentimientos, es decir, no le importa en absoluto la muerte, la siente "como" trascendida. Se siente usted parte de la vida y de la muerte y usted se deja fluir en ellas.




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