En el ocaso de su vida, el ave mitológica "Fénix" se inmola en el fuego para renacer de sus cenizas.
Nuestra forma de ser basada en la acción del Ego "quien actúa por beneficio propio" podríamos clasificarla como de una forma de ser arcaica, pseudo animal, pero como bien han demostrado grandes pensadores y filósofos, nuestra consciencia no está siguiendo un camino evolutivo, su problema es que está completamente condicionada a una vida de seguridad tanto material, emocional como psicológica, aunque podemos apreciar claramente que tal seguridad no es conseguida. El Ego vive tan confuso que no percibe la contradicción en la que vive esa falsa seguridad, porque lucha por poseerla pero en verdad no la consigue. La seguridad surge desde el interior, es un estado de nuestro Ser desde el que se expresa una plenitud del sentir y una certeza de la consciencia; esos dos aspectos son los que crean la seguridad aun en la absoluta pobreza material, porque la plenitud experimentada y la certeza son como una fuente de agua pura que llena, desborda y por consiguiente purifican poco a poco toda la vieja suciedad acumulada en nuestro interior.
Nuestra forma de ser basada en el Ego, es una forma de ser desviada de su verdadero curso, es una forma de ser estropeada en una sociedad que ha perdido su armonía con la naturaleza, con sus semejantes y con el mundo que nos ha dado la vida "y el cual despreciamos", es una forma de ser adquirida ante la imposibilidad de conocer y dar nacimiento a los verdaderos aspectos que expresan nuestro Ser real, nuestra verdadera identidad y autenticidad, pero estos valores no tienen posibilidad de surgir mediante una vida dirigida a la falsa seguridad de uno mismo y a la constante búsqueda de placeres confusos, comodidades y caprichos cuyo efecto destruyen el mundo. Esta destrucción del mundo es la prueba final de que nuestro estado de Ser es un estado de ser confundido y perturbado. Nuestro estado de ser está corrompido de tal forma que aunque nos damos cuenta de que nuestros actos destruyen y corrompen el mundo, a duras penas podemos evitarlos.
Nuestra forma de pensar se mueve a través de esquemas adquiridos de pensamiento, por normas de conducta; nuestra consciencia está condicionada por lo que es bueno o es malo, por eso el miedo forma parte de nuestras vidas. Sólo cuando uno tenga la claridad para percibir lo que es o no es bueno o malo, podrá liberarse del miedo. El miedo condicionado ha sido y sigue siendo la mejor forma conocida de dirigir los actos de las personas, todos lo hemos conocido en nuestros empleos, pero no es la única forma que existe de dirigir a las personas, el miedo se usa como forma de manipulación cuando hay intereses por medio. A nuestra sociedad moderna y "confundida" no se le da la oportunidad de conocer otra forma de dirigirla "la creatividad", son muy pocos los que pueden expresar su creatividad sin presiones, pero es esta forma de actuar la que nos permite expresarnos, ser nosotros mismos libres del miedo. Sólo uno tiene la posibilidad de expresarse libremente, de ser creativo, cuando no tiene nada que perder, cuando uno ha tomado la decisión de vivir completamente en la sencillez, entonces no puede ser manipulado. Vivir en la sencillez nos permite redescubrir el aspecto que nuestro egoísmo ha perdido, la convivencia, entonces unos podemos apoyarnos y orientarnos a los otros, y ayudarnos a crecer gracias a una mayor tolerancia y comprensión.
Una sociedad basada en la competitividad del mejor, una sociedad que únicamente busca los mejores resultados en el menor tiempo, no puede liberarse del miedo, pues es su esencia. Cada persona que vive por desear más de lo que tiene se convierte en esclavo de la cadena fascista capitalista que mantiene corrompida y sometida esta sociedad y, al mismo tiempo, es un individuo más que empuja esta maquina de destrucción hacia adelante. El que decide ser esclavo es el que crea a su dueño. Nuestra forma de ser a través de los años, se vuelve tan confusa que nos olvidamos de otra forma de ser existente, olvidamos aquella felicidad que poseíamos en nuestra infancia, y a muchos nos parece imposible o simplemente no nos planteamos que pueda existir una forma de ser integrada con la de aquel niño, porque poseer aspectos de nuestra niñez nos da la posibilidad de experimentar aquella felicidad. Sólo uno buscando otra vez su sencillez, la completa sencillez en su vivir y sobre todo en su Ser, podrá empezar a vislumbrar su esencia, su verdadero Ser, aquel que verdaderamente somos pero que no damos la posibilidad de expresar.
Nuestra actual "aunque arcaica" forma de ser, no puede liberarse de la confusión por sus pensamientos, los cuales forman una rueda inconsciente que no para de girar.
Existe un gozo continuo cuando la mente se halla quieta, en paz, ese es el estado de una mente sana y "clara", una mente quieta desde la que se posee una gran amplitud para razonar a un nivel superior, una miente quieta desde la que se puede percibir, una mente quieta desde la que se muestra "la certeza", una mente quieta desde la cual puede surgir completa creatividad, pues el poder expresarnos, el poder "ser creadores", es el principal aspecto de nuestra esencia.
Solo un ser centrado en su esencia posee el equilibrio mental y emocional para permitir que su cuerpo libere las hormonas que aumentan sus defensas y materializan su gozo y bienestar.
Una mente quieta y serena permite que el cerebro envíe las órdenes a las glándulas para que liberen los neurotransmisores y endorfinas (hormonas de "paz, felicidad, gozo").
Existe una plenitud desde el sentir, pero ella no puede expresarse en un ser a la deriva de sus emociones, es más, la plenitud del sentir, la nueva actividad de las hormonas en todo nuestro organismo, felicidad, paz, éxtasis, no pueden liberarse en el cuerpo a menos que se consiga una paz emocional, y eso, menos puede conseguirse sin la mediación de una mente quieta y serena. Uno no va a conseguir salir de su confusión y menos va descubrir su esencia a menos que ponga toda su voluntad en ello. Sólo cuando uno vea que todo lo que existe en esta sociedad es falso, podrá poner su voluntad para liberarse de si mismo, pues lo exterior es una ilusión y nosotros estamos modelados conforme a lo exterior, "el Ego" siempre toma de lo exterior para compararse, y para crearse a sí mismo. Es por eso, que "no hay mal que por bien no venga", nuestra forma de ser egoica solo puede transformarse de dos formas, una es mediante la autodecisión consciente, y la otra es mediante la inminencia de una circunstancia que haga tambalearnos en nuestros cimientos "de barro".
"Lo nuevo desplaza a lo viejo", en todo el sentido de la palabra.
Una nueva forma de ser y de vivir se expresa, se produce una purificación interior.
El Ego era una entidad ilusoria, confundida, condicionada, una entidad cuya psique no actuaba desde la armonía, una entidad que en su propia confusión actuaba de una forma desequilibrada, y este desequilibrio producía todos los trastornos psicológicos, emocionales y en parte sexuales. Cuando uno ha decidido transformarse a sí mismo, en el proceso mismo sucede una purificación a todos los niveles del ser, la antigua forma de ser sometida al Ego se va desvaneciendo todos los aspectos psicológicos y emotivos que le perturbaban van perdiendo poco a poco intensidad, la vieja identidad va desapareciendo "como un fantasma del pasado", mientras que el verdadero y nuevo YO va creciendo y se expande, mostrándose como nosotros en nuestra identidad real, pues una plenitud en el sentir, una certeza en la consciencia y unos deseos por expresar van a la par. Como una novia acompañada de sus doncellas, el nuevo Ser va acompañado de sus doncellas, "certeza, plenitud y creatividad".

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