¿Angeles o demonios?



Es verdaderamente penoso ver el estado en el que se halla nuestro mundo, un planeta al que estamos despreciando, expoliando, enfermando y asesinando. El ser humano se ha convertido en un ser que se cree con derecho por encima de todas las criaturas, creemos que todo el planeta y todos los seres que habitan en él se han creado para satisfacer nuestro corrompido egoísmo, "el hombre está hecho a semejanza de Diós", "El hombre heredará la tierra", parece que estas citas bíblicas han inflado nuestro orgullo.

A pocos les importa el estado de estos hechos tan lamentables, nos han enseñado a evitar las verdaderas responsabilidades, nos han enseñado a culpar a los demás de todos problemas y toda esta irresponsabilidad en la que vivimos es aprovechada por los grandes intereses económicos para hacer su agosto, porque donde hay irresponsabilidad hay inmadurez y confusión y esta confusión es la que necesitan las aprovechadas "corporaciones financieras" para chupar de nuestra inconsciencia, esta confusión es la que necesitan para seguir con lo que siempre han hecho, manipular nuestras mentes y nuestros deseos, confundirnos más para seguir con sus ambiciosas y demoníacas agendas, porque son estas agendas las que mantienen las guerras en el mundo, pués el mercado del armamento y la seguridad es extraordinariamente rentable económicamente, son estas agendas las que se esfuerzan para que siga el hambre y las enfermedades en el mundo, incluso son ellos los que se encargan de propagarlas tal como sale a la luz actualmente, pues el gran beneficio farmacéutico es titánico, son estas agendas interesadas las que manipulan todo el comercio internacional a su antojo y su poder llega hasta la médula y corrompe todos los gobiernos mundiales, ellos hacen lo posible por mantener la confusión que nosotros permitimos con nuestra irresponsabilidad.

Cuando en la forma de vivir de una persona hay muchos factores que no le permiten ser consciente de sí mismo o de sus efectos en el mundo en el que se relaciona, se puede decir que es la vida de una persona común. Cuando en la forma de vivir de una persona son sus efectos conscientes los que influyen y destruyen el mundo con el que se relaciona, esta persona pierde su faceta humana y se vuelve "malvado", irresponsable. Cuando una persona toma consciencia de que su forma de ser y de relacionarse con su entorno es creativa o destructiva y decide transformarse a sí mismo, esta persona deja de ser un hombre común y lucha por tomar su divinidad "o responsabilidad", como deseen ustedes llamarlo.

A la vista de cómo están las cosas actualmente, a la vista de que todos somos conscientes de que nuestro comportamiento destruye el mundo y mantiene la confusión y de rebote crea la corrupción en el mundo, toda persona que se niega a tomar su responsabilidad se convierte en una persona malvada, una persona que permite que todo esto vaya sucediendo, una persona que permite que se suceda la enfermedad, el hambre, la explotación, la injusticia y la vida y muerte en la completa indignidad de millones de personas. Nuestra irresponsabilidad mantiene esta confusión en la que se niega el derecho a la expresión de la vida de millones de personas y la oportunidad de descubrirse a sí  mismos, porque que nosotros NO seamos felices en nuestra confusión no significa que debamos negar la oportunidad a vida de los demás. Millones de personas viven en una mísera e indigna vida, una vida explotada por los países ricos que compran sus productos a precios ridículos o simplemente saquean para que nuestra sociedad se llene de personas obesas y desagradecidas por lo que tienen. Nuestra irresponsabilidad mantiene constante toda esta confusión. Volverse responsables es poner orden y claridad en nuestra vida y, es otorgar la libertad de la vida para la que todos hemos nacido, la libertad desde la que debemos vivir "sencillamente" nuestra plenitud.

¿Cómo podemos comprender la causa de esta situación?
La causa de este problema es que el ser humano, el individuo, ha perdido su verdadera identidad. Hemos olvidado quienes somos y lo que estoy diciendo es algo completamente real y cierto. La persona se ha vuelto una identidad egoísta aun consciente de que su egoísmo es destructivo y se vé a sí misma conduciendo un vehículo a toda velocidad por una carretera en la que se halla un muro contra el que va a estrellarse.
La persona es consciente de su egoísmo, aunque no conoce otra forma de existir o no la recuerda en su edad adulta. Sabe que su egoísmo está destruyendo el mundo, que está expoliando el mundo, pero no se atreve a buscar otra forma de existir, la persona ligada a su forma de ser tiene miedo a lo desconocido, tiene miedo a cambiar, tiene miedo a ir contra la corriente de los demás, es por eso que se dice "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer", o "más vale loco conocido que sabio por conocer". Esta es la forma de pensar surgida de su negativa o miedo a cambiar.

El individuo se desvió de su ruta, se equivocó de camino por el hecho de olvidar su infancia. El ser humano se pierde a sí mismo al perder su inocencia, al dejar de ser niño "quien quiera entrar en el reino de los cielos deberá volverse como un niño". En los niños se encuentran muchos "aunque no todos" los aspectos reales y verdaderos del ser humano pleno y original, "original" en el sentido de "cómo es verdaderamente la forma de ser que le pertenece". Un ser pleno es semejante a un niño, en el sentido de que es un ser sincero, sin malos pensamientos, creativo hasta en su forma constante de pensar, dulce, honesto consigo mismo, despreocupado por cosas innecesarias, preocupado por cosas básicas y responsable en su forma de ser y actuar, pues esa responsabilidad surge del amor o empatía que surge de su corazón, corazón que no se ha perdido o dormido como ha sucedido a la mayoría de personas, pués la racionalidad desmesurada adormece y aletarga al corazón.

Cuando perdimos nuestra inocencia, cuando dormimos nuestro corazón "y eso suele suceder en la adolescencia", perdimos nuestra felicidad y lo que es más, nuestra plenitud interior. Un niño sano y feliz se siente pleno interiormente aunque él no es muy consciente de su estado, para él és algo normal, no és algo extraño. Cuando uno pierde esa parte de su niñez, pierde esa plenitud, al mismo tiempo, de una forma sin pausa pero continuada se va creando un vacío interior, una insatisfacción, lo que crea al mismo modo una "ansiedad", la ansiedad del EGO, la entidad NO real que necesita ser constantemente satisfecha. Es esta insatisfacción "la insatisfacción del EGO", la madre de todos los problemas.

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